El vintage es el nuevo lujo
El concepto del nuevo lujo ha entrado con fuerza en los últimos años. Más que nuevo, es una reinvención de los valores que representaban al antiguo. Las diferencias son llamativas, con fuertes valores individuales y culturales de por medio.
El antiguo lujo
A día de hoy, el lujo se ha entendido como una manifestación de riqueza. Adquirir artículos de lujo denotaba estatus, un importante gasto de tiempo y dinero que, en la mayoría de ocasiones, resultaba innecesario.
El antiguo concepto de lujo también estaba relacionado con los productos únicos, las marcas exclusivas y las elaboraciones artesanales, de ahí que podamos relacionarlo con el vintage.
El vintage también trabaja con firmas relevantes y el trabajo de artesanos. Además, el tiempo logra que la singularidad de cada pieza sea mayor. En cuanto a los precios, encontramos de todo, desde competitivos como las prendas que vendemos en El Maniquí Vintage a las cifras que se barajan en plataformas online como Vestiaire Collective, propias de una casa de subastas.
La llegada del nuevo lujo
El nuevo lujo parte de la democratización del lujo clásico.
Décadas antes, acceder al mundo del lujo a través de una prenda o un accesorio era un esfuerzo al alcance de pocos bolsillos. Al adquirir un bolso Louis Vuitton, Hermès, etc., la compradora cruzaba una línea emocional, vivía una experiencia ajena a su día a día. En el lujo actual, esa experiencia es menos material. Las emociones son las mismas, aunque eso sí, la sensación de «poder pagarlo» queda en segundo plano o desaparece por completo.
La experiencia del lujo ahora está relacionada con los valores culturales. El objeto se compra por la vinculación que este tiene con ciertos grupos sociales. La prenda o el accesorio simbolizan unos valores en relación directa con el streetwear.
El streetwear es máximo responsable del auge del nuevo lujo, ya que representa a la esa democratización del lujo clásico de la que hablábamos. A todos los niveles, ya sea con el diseño o los diseñadores.
El vintage como un nuevo lujo
Puede decirse que el vintage le lleva ventaja al nuevo lujo. Participa de esa exclusividad y se beneficia de ciertos valores que hacen únicas a las prendas y a las personas que las visten.
El vintage es un producto único e individual. Se asemeja a esos artículos de lujo o de edición limitada que, al poco de aparecer en los mercados, son adquiridos por los devotos de la marca.
Con el vintage ocurre algo parecido: tienes la garantía de que compras una pieza que sí, es posible que en su tiempo fuera común, pero ya no lo es, así que en todo mundo puede que queden cinco o menos unidades. Gracias al vintage, refuerzas tu propia individualidad.
El vintage implica un estilo de vida dinámico. Vestir ropa vintage requiere cierto compromiso. No basta con ir a un centro comercial; apreciar el vintage supone frecuentar regularmente tiendas como El Maniquí Vintage, indagar en sus novedades y encontrar esa prenda que nos llama la atención.
También supone participación en unos valores concretos. El vintage trabaja por la sostenibilidad y al comprar ropa vintage en una ciudad como Barcelona le dices a la mayoría que te preocupa el medioambiente y las economías circulares que pueden hacer del mundo un lugar mejor.
Así, las compradoras de artículos vintage, aun teniendo distintos orígenes, comparten un lifestyle exclusivo que, en sí, también es un lujo.
El novedoso lujo es más una devoción por lo exquisito que por lo artesano. El vintage también piensa en ello. La exquisitez es el aprecio de la calidad, del refinamiento, y apunta a un buen gusto que supera al de la media.
En el caso de El Maniquí Vintage, Silvia Moyano selecciona las prendas con criterio riguroso. La elección trasciende al propio vintage. Quizá sea un detalle, puede que una forma, la cuestión es que tiene en cuenta el buen gusto de sus clientas, entiende sus necesidades y, sobre todo, sabe cómo quieren sentirse con estas prendas.
El nuevo lujo también aboga por la personalización. Eres única y quieres que tus posesiones también lo sean. Con el vintage puedes conseguirlo. Además, como habrás visto en nuestras editoriales, se puede transformar el vintage en nuevas prendas que son 100% originales.
El último aspecto que asemeja al vintage con el nuevo lujo es la presencia digital. Las webs, las redes sociales y la conversación entre sus usuarios fortalecen a las marcas, ayudan a construir esa sensación de pertenencia a algo exclusivo.
El nuevo lujo se convierte así en un fenómeno social que trasciende lo económico. Es el espíritu de una época que será recordaba por esta clase de transformaciones.
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