Pedro Rodríguez fue uno de los maestros de la alta costura española durante el siglo XX. Nacidos a finales del XIX en Valencia, a los dos años su familia se trasladó a Barcelona, donde aprendió el oficio de diseñador y, junto a su esposa, Anna Maria Marià creó la firma que le proporcionaría la fama.

Figurines de Pedro Rodríguez.

Uno de los eventos claves en su vida es la Exposición Internacional de Barcelona, celebrada en 1929. Pedro Rodríguez presentó una serie de diseños inspirados en art decó que cautivaron al público y le dieron enorme proyección.

La guerra civil interrumpiría su carrera durante unos años, el tiempo que estuvo exiliado en París. Pero Pedro no perdió el tiempo y, aprendiendo del buen hacer de los diseñadores locales, trasladó el formato de la Alta Costura al territorio nacional. A su regreso, abriría delegaciones en tres ciudades hasta establecer el triángulo Barcelona, Madrid y San Sebastián.

La relación de Pedro Rodríguez con la Alta Costura es estrecha. Respetó a rajatabla las directrices de la Cámara Sindical de la Alta Costura de París, organismo que regula la presentación de colecciones y al que debemos el formato de dos colecciones anuales. Pedro garantizó que las suyas se elaboraran en talleres propios y que los modelos se pasaran en maniquís vivientes.

Pedro Rodriguez, 1935

Pedro Rodríguez fue hombre de principios. Defendió la moda de elaboración artesanal hasta los últimos extremos, incluso cuando la Alta Costura languidecía y muchos de sus compañeros se pasaban al Prêt-à-porter o al diseño de complementos y accesorios fáciles de introducir en el mercado. Además, su elegancia fue muy concreta, clásica, podemos decir, así que las innovaciones propias de décadas como los sesenta no acabaron de interesarle.

Dentro de la moda, los diseños de Pedro Rodríguez son conocidos por su meticulosa elaboración, en especial, los vestidos sastre. Sus modelos se caracterizan por los detalles lujosos, como los bordados en pedrería.

Si os interesa el trabajo de Pedro Rodríguez, el Museu Tèxtil i d’Indumentària de Barcelona contó durante años con la mayor colección de prendas diseñadas del diseñador, donadas por él mismo. Más tarde, el fondo pasó al Museu del Disseny de Barcelona, por lo que, si vives en la ciudad condal, lo tienes relativamente fácil para disfrutar de las obras de este maestro de la Alta Costura.